Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. Mateo 24:44. ELC 358.1
Suponed que Cristo apareciera hoy en las nubes del cielo, ¿quién ... estaría listo para encontrarse con él? Suponed que fuéramos trasladados al reino de los cielos así como estamos. ¿Nos hallaríamos preparados para unirnos con los santos de Dios, y vivir en armonía con la familia real, los hijos del Rey celestial? ¿Qué preparación habéis hecho para el juicio? ¿Estáis en paz con Dios? ... ¿Estáis procurando ayudar a los que os rodean, los que están en vuestro hogar, en vuestro vecindario, a aquellos con quienes os relacionáis y que no guardan los mandamientos de Dios? ... Recordad que la profesión carece de valor sin una práctica que se entreteja con la vida diaria. Dios sabe si en verdad estamos observando su ley. Conoce lo que hacemos, pensamos y decimos. ¿Nos estamos preparando para encontrarnos con el Rey? Cuando venga en las nubes del cielo con poder y grande gloria, ¿podréis decir: “He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará”? Isaías 25:9. A los que puedan decir esto Cristo les dirá: “Venid más alto. En esta tierra me habéis amado. Estuvisteis dispuestos a hacer mi voluntad. Podéis entrar ahora a la Santa Ciudad y recibir la corona de la vida eterna”. ELC 358.2
Si fuera posible que se nos admitiera en el cielo como estamos, ¿cuántos de nosotros podríamos mirar a Dios? ¿Cuántos de nosotros tenemos el vestido de bodas? ¿Cuántos de nosotros estamos sin mancha ni arruga o alguna cosa semejante? ¿Cuántos de nosotros somos dignos de recibir la corona de la vida? ... ELC 358.3
Os ruego, hermanos y hermanas, que trabajéis con fervor para aseguraros la corona de la vida eterna. La recompensa será digna del conflicto, digna del esfuerzo.—The General Conference Bulletin, 6 de abril de 1903. ELC 358.4